martes, 30 de agosto de 2016

CHASS!!




Si. Vinieron. Esta mañana.
Sin avisar. Como siempre.
Así de golpe me topé con Ellas.
No lo podía creer. ¿Pero qué esperaba? ¡Qué iluso soy!

Ellas son así.

Ya me lo advirtieron la última vez que se presentaron, también sin una carta, ni una llamada. ¡Ni un WhatsApp!
Apareceremos cuando tú, incrédulo mortal, tú, hombre de poca Fe, tú, pesimista reconocido, tú, menos te lo esperes.
Hoy me han demostrado que Ellas cumplen su palabra.

Ellas son así.
Ellas son auténticas.

Cuando me he dado cuenta ya me habían sentado en una silla y colocado delante de mis narices mi más conocida archienemiga, la hoja en blanco.
Y como por arte de magia, ¡cómo si no!, de mi mano surgió un sexto dedo con la punta de mina muy afilada, como a mi me gusta. Ellas me conocen muy bien.


Mis ojos se quedaron mirando el papel en blanco, y me dejé llevar por sus manos invisibles. Mi mano comenzó a escribir como si hablara con los muertos, como un médium, en un imparable frenesí de escritura automática. Como en trance.


Y comencé esta locura. Era un tren sin frenos. Mi mano se deslizaba sobre el papel como si fuera un cubito de hielo sobre un lago blanco congelado. Sin dejar de m
overla, para que no se quedara pegada como lo harían dos hielos, plasmé mis pensamientos que Ellas me dictaban.

Lo habían vuelto a hacer.
De nuevo Ellas obraron el milagro.
Ni los santos ni las brujas.

Ni rezos ni sortilegios.
Ni penitencias ni pócimas con pelo de gato.
Ellas son las únicas capaces de sacar de mi, lo que yo me empeño en esconder.


Se meten en mi cabeza. Rastrean el laberinto de mi cerebro. Apartan mis más ridículos pensamientos, mis retorcidos deseos, mis amargos recuerdos... Y mis inconfesables secretos.
Y consiguen que mis historias, mis microrelatos cobren vida. Y en cada uno de ellos, un microtrocito de mi se queda para siempre entre mis letras escritas.


Y mi muro de las lamentaciones, allí donde lloro mis penas, se va destruyendo ladrillo a ladrillo. Sin prisa pero sin pausa.


Ellas consiguen lo que nadie ha podido hacer nunca.
Ellas me inspiran. Me hacen llorar. Me hacen reír. ¡Me ponen los pelos de punta!
Ellas, mis musas, cuando quieren, hacen ¡Chas! Y aparecen a mi lado.






sábado, 27 de agosto de 2016

LA MALETA



-Buenos días tenga usted.
-Buenos días caballero.
-Está usted de paso por la ciudad?
-Estoy de paso por el mundo.
-Ah! Y esa maleta? Parece pesada.
-No, realmente la maleta no pesa mucho. Lo que pesa es lo que lleva dentro.
-Entonces es usted vendedor o lleva sus pertenencias ahí dentro?
-Pues ni lo uno ni lo otro. Ni vendo, ni tengo pertenencias.
-Pues ya me dirá usted cómo puede pesar tanto esa maleta!!
-Tenga. Sopésela usted un momento. Pesa?
-La verdad es que no pesa nada. No me dijo que su interior era muy pesado?
-Si. Y lo es.
-Pues no lo entiendo.
-Esta maleta está llena de sueños. Y por lo que he podido comprobar, usted querido mio, no tiene ninguno.
-Yo soy un hombre del momento. No me alimento de sueños e ilusiones. Eso es para las personas que no viven la realidad.
-Pues entonces caballero, usted y yo no tenemos más que hablar. Porque en mis sueños no caben gentes con la mente cerrada y el corazón de piedra.
-Buenos días tenga usted. Y cuidado con lo que sueña, no se haga realidad.
-La realidad es muy dura y mis sueños, sueños son. Buenos días caballero.




martes, 9 de agosto de 2016

LA TELA DE ARAÑA


Si tuviéramos un hilo atado a la espalda, como un cordón de plata invisible, que se fuera alargando con cada paso que damos, formaría junto con los hilos de las demás personas que nos rodean, una gigantesca tela de araña.

Tu cordón de plata iría desde tu casa hasta tu destino, cruzándose con los cordones de tus vecinos, del tendero, del conductor de autobús. 

Trazarían líneas paralelas, perpendiculares y algunas curvas. 
Formarían triángulos, cuadrados y trapecios. 
Todo esto a distintos niveles, según la altura de la persona. Y transformarían esas figuras geométricas en cuerpos geométricos tridimensionales, cubos, tetraedros (pirámides) o dodecaedros (como los diamantes).

¿Te lo puedes imaginar?

Sales a la calle y miles de cordones de plata te circundan, por delante, detrás, por arriba, por abajo. 

Estás en medio de una gran tela de araña formando miles de figuras en un caos como si hubiera sido tejida por una araña borracha.

Pero sales dispuesto a todo. 

A comerte el mundo. 
Y tu fuerza destruye esos hilos invisibles a cada paso que das, creando a su vez tu propia tela de araña tras de ti.





TU ME IGNORAS



Cada día me ignoras.
Paso por delante de ti y me rechazas.
Te miro, te admiro, te hablo, te alago... y me desdeñas.
Te nutro, te hidrato, y tu... y tu me desechas.
Me introduzco en tus pupilas que miran más allá de mi, busco algo en ti en que poder aferrarme para ganarte la batalla. Pero no veo más que tinieblas y la sombra de lo que fuiste. Y te grito desde dentro con todo mi ser y tu, tu... me desoyes.
Y cuando decides actuar. Cuando por fin tus ojos me miran, soy transparente, no me ves. Y prescindes de mi.
Caminas despacio como solo los de tu calaña saben hacer, con chulería, y garbo, y me atraviesas.
Y yo, ignorado por ti, e ignorante que soy, sigo mi camino solo. Pero olvidándote a cada paso que me aleja de ti.
Y te ignoro... hasta mañana que volveré a verte y tu volverás a ignorarme.
Es nuestro juego.



jueves, 4 de agosto de 2016

SENSACIONES


Hay sensaciones que no se pueden describir.
Emociones que cada uno siente y que quedan en secreto.
A veces tu cuerpo reacciona con un escalofrío, tu piel se vuelve rugosa y los pelos se te ponen de punta, o un "nosequé" hace temblar tu estómago.
Son sensaciones muy intimas que en la mayoría de las veces guardas solo para ti.
A mi me pasa a veces cuando empiezo un libro. Es la emoción de emprender un viaje a otro mundo, a conocer gente nueva, o a ser otra persona. Esto último solo se consigue si el autor logra que te identifiques con uno de sus personajes.
A veces cuando acabas el libro, te preguntas que pasará con el protagonista. Qué le deparará el futuro. Y pasados unos días te das cuenta de que lo echas de menos, aún cuando ya te has sumergido en las páginas de otro libro, y ya has conocido a otros personajes.
Pero al final, lo olvidas. Y de vez en cuando lo vuelves a encontrar en un recuerdo. Un recuerdo que no es tuyo sino de él.
Y otras veces lo encuentras en un libro que aunque es nuevo sus personajes son antiguos. Y te alegras de volver a verlo (a leerlo).



martes, 2 de agosto de 2016

EL ÁNGEL




Un ángel. Eso es lo que era. 
Un ángel que estaba perdiendo las alas. Se le iban poco a poco borrando, haciéndose transparentes. Sus preciadas alas con las que tanto presumía. Sus enormes alas blancas con las que podía abrazar dos cuerpos, ahora eran pequeñas y grises.
Su halo de pureza se reducía día a día. Su brillo deslumbrante de antaño ahora era un simple círculo de humo grisaceo.
La oscuridad iba envolviendo todo su ser. La luz que su cuerpo transmitía se apagaba irremediablemente. Esa luz que un día fue tan potente como una bombilla de 200 watios ahora no era más que un cutre led de luz tenue, apagada, y sin apenas vida. 

¿Qué había hecho para merecer esto? ¿Dónde había fallado?
Se había olvidado de su misión en la tierra. Él estaba al servicio de los Humanos. Eso era lo que su Jefe le encomendó. Y se olvidó.
Pero no era solo culpa suya. Su Jefe se olvidó mucho antes de los seres que un día creó.