martes, 2 de agosto de 2016

EL ÁNGEL




Un ángel. Eso es lo que era. 
Un ángel que estaba perdiendo las alas. Se le iban poco a poco borrando, haciéndose transparentes. Sus preciadas alas con las que tanto presumía. Sus enormes alas blancas con las que podía abrazar dos cuerpos, ahora eran pequeñas y grises.
Su halo de pureza se reducía día a día. Su brillo deslumbrante de antaño ahora era un simple círculo de humo grisaceo.
La oscuridad iba envolviendo todo su ser. La luz que su cuerpo transmitía se apagaba irremediablemente. Esa luz que un día fue tan potente como una bombilla de 200 watios ahora no era más que un cutre led de luz tenue, apagada, y sin apenas vida. 

¿Qué había hecho para merecer esto? ¿Dónde había fallado?
Se había olvidado de su misión en la tierra. Él estaba al servicio de los Humanos. Eso era lo que su Jefe le encomendó. Y se olvidó.
Pero no era solo culpa suya. Su Jefe se olvidó mucho antes de los seres que un día creó.



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