martes, 20 de diciembre de 2016

Podía.




Podía desplegar sus blancas alas y volar lejos de allí.
Podía huir de tanta maldad, tanto dolor y tanto, tanto odio.
Podía mirar hacia otro lado e ignorar el sufrimiento del pequeño y vulnerable planeta Tierra.
Podía olvidarse de los humanos y reunirse con sus hermanos más allá de las nubes.
Podía pero no lo hacía.
Amaba demasiado a esos pobres seres (a veces tan inhumanos).


Tocar el cielo con las manos.





Casi, casi podía tocar el cielo.
Alargó la mano y rozó una punta.
El Fénix desplegó sus grandes alas.
Él le pidió que volara. Que lo llevase más allá de las nubes.
-¿Por qué quieres subir más? ¡Ya estás muy alto! -¡¡No!! Quiero tocarlo. Quiero que el cielo me envuelva.
-¿Y cómo sabes que no lo estás tocando? ¿Dónde empieza el cielo?
Tu déjate llevar. Cierra los ojos. Siente el viento... Y sueña.




Un día más.


Un día más y un día menos.
Un día más que me levanto y sigo igual que ayer, pensando en una nueva historia, un nuevo relato, una aventura no vivida y no siempre deseada.
Un día más y nada. Vacío. Ecos. Solo polvo suspendido en el aire.
Un nuevo amanecer como el de ayer, tal vez más frío...frío como lo está mi cerebro.
Será el trabajo intenso de estos días?
Será que las musas se tomaron unas (merecidas) vacaciones?
Será la falta de sueño?
Será que mi poco talento lo he agotado con el trabajo de mis manos?
Seré yo, que he consumido todos mis recursos creativos inventando (o como se dice ahora: reinventando) nuevas viandas?
Será que quiero contar tanto que no cuento nada?
Será que este es el fin?
...
Y mientras tanto Tiziano me susurra al oído "Arriverà la fine, ma non sarà la fine..."


El amor es una cosa simple.


Como decía la canción: "La cara vista es un anuncio de Signal..." y la cara oculta es un corazón roto en mil pedazos, como los de un vaso de cristal, que ni las tiritas podrán pegar.
Quiere dejar escrito su último deseo, pero ni eso puede hacer.
Todo a su alrededor está roto.
La música en sus oídos le rompen poco a poco los tímpanos.
Las gotas de lluvia se rompen contra el cristal.
Los días se rompen cada segundo que pasa.
Y solo le queda suplicar al cielo un pegamento, una cinta adhesiva...un sacapuntas que, aunque lo haga más pequeño, le devuelva la vida, o las ganas de vivir...
.
Y mientras tanto Tiziano Ferro le susurra al oído "L'amore è una cosa semplice..."


Cuantas historias.


¿Cuantas historias vivimos a lo largo de nuestras vidas?
La nuestra, que seguro cambiarías.
La de un familiar o un amigo.
La del protagonista de tu serie preferida, que tal vez incluso envidias.
Y la de ese personaje, puede que no muy importante, que un día salió de la mente de un escritor y que tu al leerlo lo haces tuyo, te identificas, le coges cariño e incluso lo echas de menos cuando el libro a llegado a su fin.
Son estas, las historias de los personajes de los libros las que más me gustan. Y a veces quieren salir.


Había llegado el otoño



Siempre lo hacía cuando estaba nervioso. Movía el pie compulsivamente, se mordía el labio inferior, o se destrozaba las uñas.
Ella lo sabía. Llevaban tantos años juntos, toda una vida, que ya sabía como estaba antes de que él se lo dijera. No podía ocultarle nada.
Cuando ella le preguntó cómo estaba, él le respondió que bien, sabiendo de antemano que no le creería. En realidad estaba deseando que se lo preguntase para poder atajar ya la situación.
Realmente nada los ataba. No había ni una ley, ni papeles, ni firmas que los uniera de por vida. No habían hijos. No había perro, ni casa ni coche compartido. Solo la palabra dada. Y él quería romperla.
Necesitaba borrar esa promesa dada entre sábanas, sudor y gemidos.
Cuando la conversación terminó, ella se quedó callada. No sabía que decir. No estaba preparada para esto.
Él , despojado de una mochila cargada, siguió mordiéndose el labio, esperando.
Ella, poco a poco se fue dando cuenta de la situación, que lo que creía que era un perenne amor en realidad era caduco, y que el otoño había llegado a su vida.





martes, 4 de octubre de 2016

QUERIDO DIOS...



Querido Dios:
¿Estás ahí?
No sé si me oyes. Seguramente mi voz se pierde entre la multitud que te habla, con tantos idiomas y dialectos que te harán imposible atendernos a todos. Te recuerdo que la Torre de Babel la creaste tú. No nos culpes también de no entendernos entre nosotros. Al menos de eso no tenemos la culpa.

Si me oyes mándame una señal. Si, ya lo sé, no soy muy original. ¿Pero qué quieres que haga? ¿Que crea que mis plegarias te llegan sin tener ninguna prueba fehaciente? ¿Dónde están las dos rayas azules para saber que me lees? Soy demasiado racional y mi lema es "si no lo veo no lo creo". No rayitas, no recibido.

¡Ah! La Fe. No, eso de la Fe no va conmigo. Las montañas no se mueven por la Fe, sino por los constantes movimientos de las placas tectónicas.

Seguramente te estarás preguntando por qué te escribo si no creo en ti. La respuesta es fácil: quiero creer en Ti. Quiero pensar que existes, que estás ahí. Pero tengo la sensación que Tú eres el primero en evitarnos. En no hacerte ver, ni oír. No quieres que te agobiemos ¿Verdad?

No te pido un milagro. Aunque sería un milagro si me concedieras uno solo de mis deseos. El más difícil. El que ninguna cuenta corriente puede conseguir. No hace falta que te diga cual es ¿no? Eres Dios. Tú lo sabes todo.

Lo que te pido es una respuesta. Una explicación. Tú me creaste. (No lo digo yo, lo dices Tú) Entonces Tú sabrás la respuesta a mi por qué. ¿Por qué Dios? ¿Por qué?

Cierro los ojos y no estás.
Los abro y tampoco.
Querido Dios, ¿Dónde estás?





martes, 6 de septiembre de 2016

ATRAPADO ENTRE TUS GARRAS.


Te escabulles. Te escondes.
Cuando te busco no te encuentro.
Cuando te necesito te volatilizas.
Y cuando me hago a la idea de que ya no me quieres, apareces de la nada y refriegas tu cálido cuerpo contra mi piel desnuda.
Te metes por todos mis íntimos rincones, demostrando tu sinvergonzonería.
Me haces cosquillas con tu cola, flirteas con tus largos bigotes, y mientras yo, aguanto mi sonrisa picarona.
Me miras con ojos de falsa humildad.
Y ronroneas ante mi pasividad.
Y sin poder evitarlo, y porque no me da la gana evitarlo, me entrego a ti.
Y vuelvo a respirar tranquilo, sintiendo tu calor en mi piel, perdonando todos tus devaneos.
Me tienes atrapado entre tus garras.





martes, 30 de agosto de 2016

CHASS!!




Si. Vinieron. Esta mañana.
Sin avisar. Como siempre.
Así de golpe me topé con Ellas.
No lo podía creer. ¿Pero qué esperaba? ¡Qué iluso soy!

Ellas son así.

Ya me lo advirtieron la última vez que se presentaron, también sin una carta, ni una llamada. ¡Ni un WhatsApp!
Apareceremos cuando tú, incrédulo mortal, tú, hombre de poca Fe, tú, pesimista reconocido, tú, menos te lo esperes.
Hoy me han demostrado que Ellas cumplen su palabra.

Ellas son así.
Ellas son auténticas.

Cuando me he dado cuenta ya me habían sentado en una silla y colocado delante de mis narices mi más conocida archienemiga, la hoja en blanco.
Y como por arte de magia, ¡cómo si no!, de mi mano surgió un sexto dedo con la punta de mina muy afilada, como a mi me gusta. Ellas me conocen muy bien.


Mis ojos se quedaron mirando el papel en blanco, y me dejé llevar por sus manos invisibles. Mi mano comenzó a escribir como si hablara con los muertos, como un médium, en un imparable frenesí de escritura automática. Como en trance.


Y comencé esta locura. Era un tren sin frenos. Mi mano se deslizaba sobre el papel como si fuera un cubito de hielo sobre un lago blanco congelado. Sin dejar de m
overla, para que no se quedara pegada como lo harían dos hielos, plasmé mis pensamientos que Ellas me dictaban.

Lo habían vuelto a hacer.
De nuevo Ellas obraron el milagro.
Ni los santos ni las brujas.

Ni rezos ni sortilegios.
Ni penitencias ni pócimas con pelo de gato.
Ellas son las únicas capaces de sacar de mi, lo que yo me empeño en esconder.


Se meten en mi cabeza. Rastrean el laberinto de mi cerebro. Apartan mis más ridículos pensamientos, mis retorcidos deseos, mis amargos recuerdos... Y mis inconfesables secretos.
Y consiguen que mis historias, mis microrelatos cobren vida. Y en cada uno de ellos, un microtrocito de mi se queda para siempre entre mis letras escritas.


Y mi muro de las lamentaciones, allí donde lloro mis penas, se va destruyendo ladrillo a ladrillo. Sin prisa pero sin pausa.


Ellas consiguen lo que nadie ha podido hacer nunca.
Ellas me inspiran. Me hacen llorar. Me hacen reír. ¡Me ponen los pelos de punta!
Ellas, mis musas, cuando quieren, hacen ¡Chas! Y aparecen a mi lado.






sábado, 27 de agosto de 2016

LA MALETA



-Buenos días tenga usted.
-Buenos días caballero.
-Está usted de paso por la ciudad?
-Estoy de paso por el mundo.
-Ah! Y esa maleta? Parece pesada.
-No, realmente la maleta no pesa mucho. Lo que pesa es lo que lleva dentro.
-Entonces es usted vendedor o lleva sus pertenencias ahí dentro?
-Pues ni lo uno ni lo otro. Ni vendo, ni tengo pertenencias.
-Pues ya me dirá usted cómo puede pesar tanto esa maleta!!
-Tenga. Sopésela usted un momento. Pesa?
-La verdad es que no pesa nada. No me dijo que su interior era muy pesado?
-Si. Y lo es.
-Pues no lo entiendo.
-Esta maleta está llena de sueños. Y por lo que he podido comprobar, usted querido mio, no tiene ninguno.
-Yo soy un hombre del momento. No me alimento de sueños e ilusiones. Eso es para las personas que no viven la realidad.
-Pues entonces caballero, usted y yo no tenemos más que hablar. Porque en mis sueños no caben gentes con la mente cerrada y el corazón de piedra.
-Buenos días tenga usted. Y cuidado con lo que sueña, no se haga realidad.
-La realidad es muy dura y mis sueños, sueños son. Buenos días caballero.




martes, 9 de agosto de 2016

LA TELA DE ARAÑA


Si tuviéramos un hilo atado a la espalda, como un cordón de plata invisible, que se fuera alargando con cada paso que damos, formaría junto con los hilos de las demás personas que nos rodean, una gigantesca tela de araña.

Tu cordón de plata iría desde tu casa hasta tu destino, cruzándose con los cordones de tus vecinos, del tendero, del conductor de autobús. 

Trazarían líneas paralelas, perpendiculares y algunas curvas. 
Formarían triángulos, cuadrados y trapecios. 
Todo esto a distintos niveles, según la altura de la persona. Y transformarían esas figuras geométricas en cuerpos geométricos tridimensionales, cubos, tetraedros (pirámides) o dodecaedros (como los diamantes).

¿Te lo puedes imaginar?

Sales a la calle y miles de cordones de plata te circundan, por delante, detrás, por arriba, por abajo. 

Estás en medio de una gran tela de araña formando miles de figuras en un caos como si hubiera sido tejida por una araña borracha.

Pero sales dispuesto a todo. 

A comerte el mundo. 
Y tu fuerza destruye esos hilos invisibles a cada paso que das, creando a su vez tu propia tela de araña tras de ti.





TU ME IGNORAS



Cada día me ignoras.
Paso por delante de ti y me rechazas.
Te miro, te admiro, te hablo, te alago... y me desdeñas.
Te nutro, te hidrato, y tu... y tu me desechas.
Me introduzco en tus pupilas que miran más allá de mi, busco algo en ti en que poder aferrarme para ganarte la batalla. Pero no veo más que tinieblas y la sombra de lo que fuiste. Y te grito desde dentro con todo mi ser y tu, tu... me desoyes.
Y cuando decides actuar. Cuando por fin tus ojos me miran, soy transparente, no me ves. Y prescindes de mi.
Caminas despacio como solo los de tu calaña saben hacer, con chulería, y garbo, y me atraviesas.
Y yo, ignorado por ti, e ignorante que soy, sigo mi camino solo. Pero olvidándote a cada paso que me aleja de ti.
Y te ignoro... hasta mañana que volveré a verte y tu volverás a ignorarme.
Es nuestro juego.



jueves, 4 de agosto de 2016

SENSACIONES


Hay sensaciones que no se pueden describir.
Emociones que cada uno siente y que quedan en secreto.
A veces tu cuerpo reacciona con un escalofrío, tu piel se vuelve rugosa y los pelos se te ponen de punta, o un "nosequé" hace temblar tu estómago.
Son sensaciones muy intimas que en la mayoría de las veces guardas solo para ti.
A mi me pasa a veces cuando empiezo un libro. Es la emoción de emprender un viaje a otro mundo, a conocer gente nueva, o a ser otra persona. Esto último solo se consigue si el autor logra que te identifiques con uno de sus personajes.
A veces cuando acabas el libro, te preguntas que pasará con el protagonista. Qué le deparará el futuro. Y pasados unos días te das cuenta de que lo echas de menos, aún cuando ya te has sumergido en las páginas de otro libro, y ya has conocido a otros personajes.
Pero al final, lo olvidas. Y de vez en cuando lo vuelves a encontrar en un recuerdo. Un recuerdo que no es tuyo sino de él.
Y otras veces lo encuentras en un libro que aunque es nuevo sus personajes son antiguos. Y te alegras de volver a verlo (a leerlo).



martes, 2 de agosto de 2016

EL ÁNGEL




Un ángel. Eso es lo que era. 
Un ángel que estaba perdiendo las alas. Se le iban poco a poco borrando, haciéndose transparentes. Sus preciadas alas con las que tanto presumía. Sus enormes alas blancas con las que podía abrazar dos cuerpos, ahora eran pequeñas y grises.
Su halo de pureza se reducía día a día. Su brillo deslumbrante de antaño ahora era un simple círculo de humo grisaceo.
La oscuridad iba envolviendo todo su ser. La luz que su cuerpo transmitía se apagaba irremediablemente. Esa luz que un día fue tan potente como una bombilla de 200 watios ahora no era más que un cutre led de luz tenue, apagada, y sin apenas vida. 

¿Qué había hecho para merecer esto? ¿Dónde había fallado?
Se había olvidado de su misión en la tierra. Él estaba al servicio de los Humanos. Eso era lo que su Jefe le encomendó. Y se olvidó.
Pero no era solo culpa suya. Su Jefe se olvidó mucho antes de los seres que un día creó.



jueves, 14 de julio de 2016

LA CARTA



Cuando llegó a su casa y abrió el buzón no lo podía creer. Entre el catálogo de ofertas del super, la información de sus extractos bancarios y el flyer de la pizza familiar a solo 5'95€, encontró un sobre sin remite, con sello de los que se pegan con saliva, y su nombre y dirección escritos a boli bic cristal.
¿Cuánto tiempo hacía que no recibía un correo no electrónico?
Seguramente será una propaganda más, fruto del marketing publicitario de una gran empresa para dar la impresión de cercanía al cliente. Como cuando el teleoperador de turno te llama por tu nombre de pila, a la hora de la siesta, y a ti te gustaría estar también cerca pero para decirle unas cuantas cosas que aquí no voy a escribir.
Cogió el catálogo, el flyer de la suculenta pizza y los extractos bancarios y los dejó en el banco de la cocina.
Miró el sobre misterioso. Lo giró entre sus dedos. Leyó su nombre y dirección tres veces, para asegurarse que ese ser en vías de extinción llamado cartero no se había equivocado. Lo sopesó. Lo olió. Y cuando lo fue a abrir recordó que tenía prisa, que tenía una cita muy importante y ya llegaba tarde. Así que con todo su pesar dejó el sobre encima de la mesita de noche, se vistió, y salió corriendo de casa.
Tras dos horas de espera, llegó a la conclusión de que su cita ya no iba a acudir.
Dos horas de su espera.
Dos horas de la espera de la carta misteriosa en la mesita de noche.
Dos horas que las palabras escritas con un boli bic cristal esperaban a ser leídas. Palabras que explicaban porqué ni esa noche ni ninguna más habría una cita.



sábado, 25 de junio de 2016

La estrella del escaparate de una tienda perdida del Carmen





La estrella del escaparate de una tienda perdida del Carmen. Eso es lo que era.
Tras años y años de dura espera, había logrado ser de nuevo la estrella. La estrella de aquella perdida tienda del Carmen.
Había vestido miles de trajes. Desde delicados vestidos de seda a bañadores, pasando por carísimos abrigos de bisón.
Su estilizado cuello, ahora ya pelado, lució multitud de collares con exquisitas piedras preciosas y perlas.
Y su pelo de un color rubio Marilyn, ahora era de un color indefinido después de tantos cambios.
Miles, quizás millones de ojos la admiraron. Unos con envidia y otros con deseo. Algunos con ambas cosas.
Y después del glamour, de los focos del mejor escaparate de la ciudad, llegó otra. Un maniquí articulado. Articulado!!!!.
Años en un almacén. Años acumulando polvo. Y por fin llegó una segunda oportunidad. Había llegado la moda Vintage, y ella era de nuevo la estrella.

La estrella del escaparate de una tienda perdida del Carmen.

EL DÍA A DÍA



Todos los días cogía su bicicleta. Pasaba por la panadería y compraba un pan.
Se acercaba al bar de Carmen y se tomaba un café.
Compraba su cupón de la ONCE.
Hacía una paradita para charlar con la frutera y comprar manzanas para almorzar. 
Y en la floristería siempre compraba unas flores para decorar su bicicleta.
Flores que al final del día, al volver a casa, regalaba a la panadera, la frutera, a Carmen la del bar o a la vendedora del cupón.
Y siempre le hacía la misma promesa a la florista: " Si me toca el cupón, te llevo conmigo a un crucero" y la florista siempre le contestaba: "Me conformo con que me lleves en bicicleta al fin del mundo"

LA NORIA


La Noria (Impotente ante la imponente rueda)

Solo con verla desde abajo ya se mareó.
Miraba como daba vueltas lentamente, aunque a él le parecía que iba demasiado deprisa.
Se iba acercando despacio. Le quedaban pocos metros para alcanzar el final de la cola. Por el rabillo del ojo vio como un grupo de gente, una familia, se dirigían hacia allí, y disminuyó su paso, con la esperanza de que también quisieran subir a la noria y así retrasar su turno.
Su gozo en un pozo. La familia siguió adelante sin parar en la taquilla... 






La Noria (Se atisba un rayo de esperanza, de luz, de color)

Llegó a la cola y no pudo evitar mirar otra vez hacia arriba. ¿Era más alta ahora? A él le parecía que si.
Las colas del súper, del banco o del cine van lentísimas, pero esta, la cola de la noria iba rápida, muy rápida, tanto como rápidas daba las vueltas. ¿Los tornillos estarán bien fuertes? ¿Los revisan todos los días? ¿Y si ese día el técnico no lo había hecho bien? No. Era absurdo. Estaba todo en orden. Era la noria más segura del mundo. Y solo tres personas le separaba de la taquilla. Solo tres. Pero su mente ya maquinaba un plan...









La Noria (Con el deseo ya casi hecho realidad)
.
Le llegó su turno. No había marcha atrás. Por mucho que uno quiera el destino te llega y no lo puedes cambiar. Dicen que todo está ya escrito. Y estaba escrito que por mucha fuerza que hiciera, no se pondría a diluviar de repente, ni se iría la luz, ni aparecería en el cielo un ovni. Estaba frente a la taquilla y era su turno.
Compró los billetes y se dirigió hacia donde su familia le esperaba con una gran sonrisa en la cara. Llevaban semanas esperando ese momento!!! Y por fin llegó. Iban a subir a la noria. No, mejor dicho iban...a...subir...a...laaaa...NORIA!!!

Miró hacia arriba, busco a los benditos extraterrestres, pero no aparecieron.
Así que se enfrentó a sus temores, sacó toda su valentía, se armó de fuerzas y...
-¡¡Aquí tenéis los billetes para subir a la Gran Noria, yo os haré fotos desde abajo!!.

¡¡Sonreir!!






jueves, 23 de junio de 2016

EL ESPEJO DE ALÍCIA KING


A veces cuando se mira al espejo se imagina si detrás habrá otro mundo.
Un mundo fantástico como el de Alícia, con un unicornio peleado con un león, un huevo gigante y flores parlantes. Jugar a un enorme ajedrez lleno de tramposos, matar a la reina roja y hacer jaque mate al rey rojo.
O un mundo, no menos fantástico, donde se encuentren todos esos personajes extraños del mundo de Stephen King. Payasos, coches, arañas...
Claro que cualquier mundo tras el espejo tiene que ser a la fuerza fantástico.
Se acerca, extiende la mano, cierra los ojos, piensa con todas sus fuerzas que atravesará el espejo, que será como si fuera agua espesa. 

Abre los ojos y comprueba una vez más que su dedo choca contra el cristal. 

Y respira aliviado.






INVISIBLE




Era uno de esos días.
Uno de los malos.
Uno de esos que le costaba levantarse.
No quería salir a la calle.
No le apetecía ver a nadie.
No tenía ganas de fingir alegría, pero tampoco quería que nadie notara nada.
Le faltaban las fuerzas para soportar la rutina diaria.
Solo podía pensar en una cosa. Una cosa imposible. Un deseo que ni todo el oro del mundo lograría hacer realidad. Un pensamiento que esos días malos crecía en su mente a medida que pasaban las horas. Algo que nunca sucedía y que al finalizar la dura jornada, ya había olvidado.

Esos días terribles, desesperantes, solo pensaba en una cosa: ser invisible




TU DUENDE



Las historias antiguas, las leyendas, las escrituras, los cuentos, nos dicen que todos tenemos un ángel de la guardia, un hada madrina, un duende, que nos sigue a todas partes. Que vela por nosotros. Que nos cuida.
Cuando algo sale bien es porque ese misterioso ser ha hecho que todo vaya como debe.
Cuando algo sale mal es porque se ha despistado, porque podría haber sido peor, o incluso pensamos que no nos merecimos su ayuda.
Yo no creía en nada de esto. Hasta que anoche cacé a mi duende. 

¿Y tú qué tienes, ángel, hada o duende?





miércoles, 22 de junio de 2016

NON MI DOMANDO PIÙ SE CI SARÀ QUALCUNO A TENDERE LA RETE, PRONTO A SOCCORRERE




Era su punto de apoyo. Todo dependía de él. Era el aire que hinchaban sus pulmones, la sangre que corría por sus venas a cada latido de su corazón, el alimento que digería su estómago.
Era la luz que iluminaba su camino en este oscuro mundo. Sin él estaba perdida. Era las vigas que la mantenían de pié, sujetando las paredes de su cuerpo y las ventanas de su alma. Y ahora él ya no estaba.
Allí sola debajo de esa gran estructura de hormigón, acero, hierro y cristal se miró reflejada en sus grandes ventanales, y vio que no estaba sola. Detrás estaban todos los suyos, y se dio cuenta de que ahora ella era la viga que sujetaba a los demás.
Y pensó: "Ya no me pregunto si habrá alguien sujetando la red, preparado para ayudar"

(NON MI DOMANDO PIÙ SE CI SARÀ QUALCUNO A TENDERE LA RETE, PRONTO A SOCCORRERE)

LA PROMESA



Le prometió que la próxima vez tocaría esa canción que tanto le gustó.
La canción que tocaba cuando quedó prendido de sus manos bailando sobre las teclas del piano. Cuando se enamoró de sus largos dedos.
Deseaba que esta vez, tras su interpretación al piano, sus dedos bailaran sobre las teclas de su cuerpo.
Que buscaran notas escondidas que nadie había tocado.
Imaginaba su cuerpo estremecerse al contacto de sus dedos. Y llegar al éxtasis al compás de esa melodía.
Pero cuando llegó el piano estaba solo y frío.
Y allí se quedó, solo y frío oyendo esa canción en su cabeza.
Y sintió unos dedos acariciar su cuello. ¿Era su imaginación?





sábado, 18 de junio de 2016

IGNORADO POR COMPLETO



Estaba caminando por la plaza haciendo fotos con mi móvil. Era la primera vez que visitaba esa ciudad.
Foto a la concatedral. Foto a la torre campanario. Foto al pórtico del Ayuntamiento...
Cuando me di la vuelta ella estaba ahí. Con su cesta de la compra con el pan de la panadería, no del super. Con un ramo de flores para poner en el jarrón que tanto le gusta. Y una manzana que iba comiendo de vuelta a casa.
Cuando nuestras miradas se encontraron todo a nuestro alrededor se nubló, se hizo borroso. En la plaza estábamos nosotros solos. Ella, yo y nuestras sombras.
Ningún sonido. El viento cesó. El tiempo se detuvo...
Cuando me di cuenta ella había pasado de largo, pensando en sus cosas, ignorándome por completo. Yo era un simple turista más. ¿Quién me creía yo que era para que ella se fijara en mi?
Quería ver sus ojos de nuevo, pero ya no pude.
Cuando revisé mis fotos me encontré con una sorpresa. Ella había sido inmortalizada en mi móvil. Fotografiada en ese mundo borroso con el tiempo parado.
Quién sabe. Tal vez, cuando vuelva a Castellón ella esté ahí, con su pan y sus flores, saboreando esa manzana mientras piensa en sus cosas. 

martes, 7 de junio de 2016

LA PUERTA A OTRO MUNDO



Cada día tenía que hacerlo.
Era su obligación. Su responsabilidad.
Y cada día lo hacía.
Pasaba del mundo oscuro y lluvioso al mundo de la luz y el sol.
Era como atravesar la frontera entre la fría noche y el apacible día.
Y lo hacía.
Pero cada vez que pasaba en vez de disfrutar el momento y 

las horas en el mundo de la luz, se entristecía pensando que 

pronto debería hacer el trayecto de vuelta hacia la oscuridad.
Y eso no le gustaba. Pero debía hacerlo. Porque allí, en la fría 

noche, estaban los suyos, presos, rehenes en las tinieblas. Y 

sabía que si un día no regresaba se le cerrarían las puertas 

para siempre. Y quedaría atrapado en la luz, el sol, la 

alegría... pero solo.

Así que al acabar su jornada volvía a la fría noche, lluviosa y 

oscura, contento de volver con los suyos. Sabiendo que 

mañana tendría de nuevo un día radiante.

AMANECIENDO




Estuvo toda la noche vagabundeando por las callejuelas.
La noche moría lentamente mientras un nuevo día nacía.
Comenzó a llover y las gotas empaparon su pelo, pero no se percató de nada.
La gente corría a su lado para resguardarse de la lluvia mientras su cabeza estaba en otro mundo, a miles de kilómetros de allí.
Arrastró sus pies por los adoquines golpeando el aire.
Sus ojos parecían perdidos. Veían pero no miraban. Y sus oidos, oian, sí, pero no escuchaban ni las voces, ni los coches, ni la lluvia golpear la calle.
Estaba... estaba...
¿Era eso? ¿Eso era lo que se sentía en ese estado? ¿En serio le había pasado a él?
Sí.
Se cruzó con una pareja de ancianos. Él la ayudaba a ella a caminar. ¿O era al revés? No tenía importancia. Se ayudaban el uno al otro sin esperar nada a cambio.
Y eso era lo que deseaba en esos momentos, cuando descubrió que estaba... estaba enamorado. 

SIN INSPIRACIÓN


No, hoy no esperéis de mi una nueva historia.
Hoy no cruzaremos una puerta estelar ni atravesaremos un agujero de gusano que nos lleve más allá de Orión.
No saltaremos en el tiempo para conocer otro momento de la historia.
Ni usaremos el gran acelerador de hadrones para abrir una puerta a otra fascinante dimensión.
Hoy no jugaré a ser Dios ni tentaré al diablo.
No esperéis un "amor para siempre" ni un "amor resquebrajado"
Hoy ningún personaje imaginario será plasmado con mis pobres palabras. Tendrán que esperar sentados en el centro del encéfalo de mi cerebro.
Hoy mis dedos se niegan a escribir, mis ojos no me quieren ni ver, y mi cabeza suena a hueco cuando la golpeo.
Hoy estoy así, quieto, sin moverme, dejando que el viento mueva mis ramas haciendo bailar las hojas al ritmo de su ulular.
Hoy dejo escapar los pájaros de mi cabeza y los libero para que revoloteen a mi alrededor y construyan nuevos nidos más allá de mis fronteras.
Hoy le he dado el día libre a la inspiración.



sábado, 4 de junio de 2016

SIN CONSCIENCIA



Cuando tomé consciencia estaba en la calle. No recordaba nada. No sabía quién era y no sabía donde estaba.
La calle estaba desierta. Parecía como si hubiera retrocedido en el tiempo.
Había un hotel. Al menos estaba en la civilización, pensé. Estaba cerrado. Llamé pero nadie contestó.
De pronto me di cuenta de una cosa, no se oía nada, ni voces que venían de las casas, ni ruido de coches, y lo más sorprendente, no se oía el canto de los pájaros ni el viento. No se oía la vida.
Algo me provocó un escalofrío. No se si fue la fría brisa que se levantó, la sensación de vacío que sentí o la macabra pregunta que formuló mi mente. ¿Estoy muerto?
Y el arrepentimiento devoró mi alma cuando recordé el último deseo de mi vida. Deseé estar muerto. Y maldije a Dios por concederme mi última voluntad.

lunes, 30 de mayo de 2016

UN SUEÑO


        

  Parecía un sueño. No paraba de pellizcarse para asegurarse de
 que estaba despierto.
El día era perfecto. Los invitados expectantes. El esmoquin le
 quedaba como un pincel.
Y llegó ella. Estaba más hermosa que nunca. Su pelo sedoso. Su
 sonrisa que lo iluminaba todo. Una larga cola tras ella sostenida
 por unos niños que parecían ángeles. La gente aplaudiendo...
Y la guinda para el momento final de la ceremonia, el coche. Un
 Roll Royce. Su preferido.
Todo perfecto como en un sueño. Se volvió a pellizcar y cuando
 se miró la mano vio que tenía sangre. Su sangre.
Su sueño se había convertido en pesadilla.
Se había torturado el brazo de tal forma que había llegado a
 lacerarse la piel.
Y con cada jirón de su piel se desprendía una parte de sus
 sueño. Una parte de él.
Su verdadera tortura acababa de empezar en el momento en
 que salieron de la iglesia y una lluvia de arroz y pétalos de
 rosas los envolvió.
¡No debería haber ido! ¡¡No debería haber ido!! Se repetía,
 escondido tras un árbol, viéndola a ella tan hermosa, tan
 radiante, cogida del brazo de su marido.
No, no debería haber ido.

domingo, 29 de mayo de 2016

¿Existe Dios? ¿Existe un dios?



¿Existe Dios?
¿Existe un dios?
Al principio Dios creó el cielo y la tierra...
El día y la noche... El firmamento... El mar... Los vegetales, hierbas y árboles... El sol y la luna... Los peces y las aves... El ganado, reptiles y animales... Y creó al hombre a su imagen, los creó varón y mujer....
Y después, al séptimo día descansó.
¿Y el octavo día?
Tal vez el octavo día aún no a llegado porque los "días" de Dios no son los "días" de los hombres.
Tal vez el octavo día pasó ya hace miles de años, pero Dios vio que los humanos no tenemos remedio y nos ha dado por perdidos.
Tal vez Dios ni siquiera se acuerda de nosotros. Somos el juguete olvidado de un niño rico que lo tiene todo y que se entretiene más con algo simple, como un cometa o una lluvia de estrellas que con los millones de especies animales que pueblan la tierra.
O tal vez, en el peor de los casos, está sentado en un casino rodeado de estrellas, con un cubata en una mano jugándose a los dados nuestro futuro.
¿Existe Dios?
A veces prefiero pensar que no existe para no tener que culparle de todos nuestros problemas.

viernes, 27 de mayo de 2016

INSIGNIFICANTE



Caminaba cabizbajo bajo el grandioso pasaje de la plaza de San Pedro.
Entre las robustas columnas podía ver la inmensa plaza.
Hacía calor, pero allí en la sombra la temperatura era agradable.
Si no hubiera habido gente se habría abrazado a una de las columnas y habría puesto su cara pegada a la fría piedra.
Los turistas lo rodeaban, pero él se sentía solo. Solo allí debajo del pasaje, entre la columnata que sostenía una balaustrada con las figuras de ciento cuarenta santos.
Se sentía pequeño, insignificante.
Y se preguntaba si existía alguien en el universo que supiera de su existencia. ¿Podía haber un ser superior que se preocupara por lo que le podía ocurrir a él, ese insignificante ser? ¿Se preocupa un hombre por lo que le ocurre a una minúscula hormiga?

Y abrazó a la columna.


jueves, 26 de mayo de 2016

EL CONTRABAJO






          Abrazar su cuerpo como si fuera un contrabajo. Poner cada dedo en una de sus cuerdas. Tu cara pegada a la suya como si fuera la voluta del clavijero. Ir girando suavemente las clavijas de afinación con una mano mientras los dedos de la otra tocan ligeramente las delgadas cuerdas que recorren su cuerpo pasando por el puente de su hombligo hasta el cordal.
Suave, siempre muy suave ir tocando las notas musicales, hasta que esté bien afinado.
Y luego comenzar una melodía que empieza lenta y que poco a poco coge cuerpo. Cada vez más rápida, cada vez más notas por segundo, cada vez los dedos moviéndose más rápidos por el mástil desde el diapasón a la caja de resonancia.
Y tu cuerpo y el suyo se convierten en uno, como el contrabajista y el contrabajo que se fusionan en un solo instrumento musical.
Con los ojos cerrados vas siguiendo en orden metódico las notas de una partitura imaginaria. Una partitura sin límites ni restricciones. Donde cualquier improvisación o nota nueva e inesperada hará que el contrabajo emita un nuevo y excitante sonido. Hasta que llegas al éxtasis con el inconfundible sonido de los aplausos del público en pié.



martes, 24 de mayo de 2016

EL RETO DE LA PÁGINA EN BLANCO..





Tantas historias, tantos lugares y personajes que desean salir de mi cabeza pero que no pueden porque se empujan los unos a los otros. Y cuando logran salir, recorren mi brazo hasta llegar a la mano. El camino se hace cada vez más estrecho. Llegan a mis dedos ya casi en fila india. Y ya al final de la etapa, la más difícil, la mas estrecha, en la punta del lápiz, se forma un tapón y la mina queda suspendida en el aire a poquísimos milímetros de la hoja en blanco. Y en cuenta gotas, como si fuera tinta de una pluma y no un portaminas, escribo las palabras que mi mente expulsó. Palabras que escribo a lápiz porque antes de que se den cuenta que están vivas, las cancelo con mi goma de borrar. Y vuelvo a empezar.
A veces, la inspiración no se deja caer entre mis dedos amarrados al lápiz, o simplemente la inspiración está muerta. Tal vez, la inspiración juega con nosotros, y se regocija viendo nuestra desesperación delante a una hoja en blanco, y un montón de pelotas de papel llenas de palabras sin sentido.
Maldita Inspiración!!!
Ojalá tuviera un desfibrilador para hacerte revivir.