martes, 20 de diciembre de 2016

Tocar el cielo con las manos.





Casi, casi podía tocar el cielo.
Alargó la mano y rozó una punta.
El Fénix desplegó sus grandes alas.
Él le pidió que volara. Que lo llevase más allá de las nubes.
-¿Por qué quieres subir más? ¡Ya estás muy alto! -¡¡No!! Quiero tocarlo. Quiero que el cielo me envuelva.
-¿Y cómo sabes que no lo estás tocando? ¿Dónde empieza el cielo?
Tu déjate llevar. Cierra los ojos. Siente el viento... Y sueña.




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