Se acercaba al bar de Carmen y se tomaba un café.
Compraba su cupón de la ONCE.
Hacía una paradita para charlar con la frutera y comprar manzanas para almorzar.
Y en la floristería siempre compraba unas flores para decorar su bicicleta.
Flores que al final del día, al volver a casa, regalaba a la panadera, la frutera, a Carmen la del bar o a la vendedora del cupón.
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