Solo con verla desde abajo ya se mareó.
Miraba como daba vueltas lentamente, aunque a él le parecía que iba demasiado deprisa.
Se iba acercando despacio. Le quedaban pocos metros para alcanzar el final de la cola. Por el rabillo del ojo vio como un grupo de gente, una familia, se dirigían hacia allí, y disminuyó su paso, con la esperanza de que también quisieran subir a la noria y así retrasar su turno.
Su gozo en un pozo. La familia siguió adelante sin parar en la taquilla...
Llegó a la cola y no pudo evitar mirar otra vez hacia arriba. ¿Era más alta ahora? A él le parecía que si.
Las colas del súper, del banco o del cine van lentísimas, pero esta, la cola de la noria iba rápida, muy rápida, tanto como rápidas daba las vueltas. ¿Los tornillos estarán bien fuertes? ¿Los revisan todos los días? ¿Y si ese día el técnico no lo había hecho bien? No. Era absurdo. Estaba todo en orden. Era la noria más segura del mundo. Y solo tres personas le separaba de la taquilla. Solo tres. Pero su mente ya maquinaba un plan...
.
Le llegó su turno. No había marcha atrás. Por mucho que uno quiera el destino te llega y no lo puedes cambiar. Dicen que todo está ya escrito. Y estaba escrito que por mucha fuerza que hiciera, no se pondría a diluviar de repente, ni se iría la luz, ni aparecería en el cielo un ovni. Estaba frente a la taquilla y era su turno.
Compró los billetes y se dirigió hacia donde su familia le esperaba con una gran sonrisa en la cara. Llevaban semanas esperando ese momento!!! Y por fin llegó. Iban a subir a la noria. No, mejor dicho iban...a...subir...a...laaaa...NORIA!!!
Miró hacia arriba, busco a los benditos extraterrestres, pero no aparecieron.
Así que se enfrentó a sus temores, sacó toda su valentía, se armó de fuerzas y...
-¡¡Aquí tenéis los billetes para subir a la Gran Noria, yo os haré fotos desde abajo!!.
¡¡Sonreir!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario